Vetusta Morla Galicia 2022

Que a tu banda favorita aún le queden muchos años”, probablemente describa muy bien el deseo con el que salieron la mayoría de los que el domingo acudieron a la vieja fábrica de la Azucareira, después de tres días de intenso PortAmérica, y aún sabiendo que el lunes había que madrugar.

 

A los de Tres Cantos les recibió un recinto, como no podía ser de otra manera, repleto de magia y energía que sonaba a concierto especial. En su única cita con los gallegos, la banda sorprendió a su público con un concierto que fue mucho más allá de lo visual. Siguiendo la estética de la portada del disco, la puesta en escena fue sorprendente, mostrándonos a un grupo que evoluciona en cada gira. Cada detalle estaba cuidado para llevarnos a una reivindicación de la importancia de lo local, de lo de antes, de lo de siempre y de esa gente que tenemos a nuestro alrededor. Sonidos ancestrales para adentrarnos en su disco más folk.

 

La banda pasó de contar con 6 miembros a 12, integrando en todo el concierto a los miembros de El Naán de Palencia y la orquesta Aliboria de aquí de Galicia. Arrancaron con dos canciones nuevas, “Puñalada trapera” y “La Virgen de la Humanidad”. El primero de los temas lo tocaron enjaulados por las pantallas gigantes entre las que se camuflaban en un escenario teñido de rojo, y con el segundo ya vimos a toda la banda y llegaron las primeras coreografías de Pucho. Saludó a sus seguidores gallegos dando las gracias por estar ahí: “No sabéis el privilegio que tenemos de estar todos juntos y compartir el ritual del directo con amistad, amor y música”.

 

El repaso a sus clásicos comenzó con “El hombre del saco” y “Golpe maestro”. Alternaron temas de ahora y de antes haciendo del concierto una verdadera fiesta en el que el público no dejó de bailar y de poner a prueba sus gargantas. Sonaron así “No seré yo”, “El Imperio del sol”, “Corazón de lava”, “Finisterre” o “Al final de la escapada”, alternándolas con grandes clásicos de la banda como “Maldita Dulzura”, “Copenhague”, “23 de junio” o “Valiente”, ya consideradas clásicos del indie español y que no pueden faltar en las citas de los vetustos.

 

Portas vibró, saltó y cantó con las 25 canciones que la banda tocó durante dos horas con momentos muy especiales donde las notas de Vetusta se mezclaron con un conjunto de instrumentos musicales populares y peculiares. La “orquesta cable a tierra” surge aquí. Para el broche final se guardaron tres joyas de su repertorio: un íntimo “Si te quiebras”, “Cuarteles de invierno” y la adorada “Los días raros”, para muchos un himno involuntario del confinamiento, con la que nadie quería dejar de cantar. Y aunque faltaron algunos de los esenciales del grupo como “La deriva”, “Al respirar”, “Otro día más en el mundo” o “Fuego”, la magia de Vetusta hizo de un domingo cualquiera, un domingo especial. Nosotros también esperamos que “a vuestro público favorito aún le queden muchos años” (frase con la que se despidió de Portas). Hasta la próxima.

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Crónica: Sandra Meiriño
Fotografías: Sergio Lozano