concierto Coruña Raphael

Lo de Raphael, como dice su canción, es un verdadero escándalo. Incombustible a sus 76 años, manteniendo un espectacular timbre de voz y una gran presencia escénica, lejos de asentarse no para de reinventarse cada año que pasa. Tras fusionar sus canciones con la grandilocuencia de una orquesta sinfónica en el disco «Sinphónico», y acercarse a los sonidos «indie» con su disco «Infinitos bailes», ahora da una vuelta más de tuerca mezclando lo sinfónico con la electrónica, dotando a sus grandes éxitos de más épica y ritmo.

 

Con el Coliseum de A Coruña rozando el lleno, y los miembros de la orquesta Gaos en sus posiciones, hacía aparición un pletórico Raphael, como siempre completamente de negro, para regalar sus «Infinitos bailes» a su ferviente público. Continúa con «Igual (Loco por cantar)» y «Aunque a veces duela», tres temas de su disco «Infinitos bailes». Ya con el público metido en el bolsillo desde el primer momento, continúa repasando su carrera con temas como «Inmensidad» o «No vuelvas», mientras que los elementos electrónicos hacían aparición en clásicos como «Digan lo que digan» o una celebrada «Mi gran noche». Sin duda estaba siendo una gran noche para las miles de personas congregadas en el Coliseum que siguieron disfrutando del amplio repertorio de Raphael, «Los hombres también lloran», «Provocación», «Estuve enamorado», «A que no te vas»

 

En un momento de la actuación encendió una antigua radio en la que sonaba el maestro Carlos Gardel y la orquesta comenzó a interpretar el conocido tango «Volver», que Raphael interpretó en el estribillo a dúo con la voz de Gardel que sonaba en la antigua radio. Continúo con su homenaje al tango, esta vez con «Malena». ‘Yo sigo siendo aquel, el mismo Raphael de siempre’ gritó durante la interpretación de su conocida canción, y de eso no hay duda, Raphael no cambia, sigue igual de intenso, emocional y en una envidiable forma con un concierto de casi dos horas y media de duración.

 

Ya que se acerca la época de Navidad no podía faltar su famoso «Tamborilero» que fue recibido con entusiasmo por el público. Tras cantar «Estar enamorado» dio un pequeño descanso a la orquesta y se quedó a solas con un acompañante a la guitarra española para realizar una sentida versión de «Gracias a la vida» de Violeta Parra. Prosiguió con este momento íntimo con «Que nadie sepa mi sufrir» y «La quiero a morir», del cantante francés Francis Cabrel. Regresa de nuevo la orquesta para seguir el concierto con «En carne viva», «Ámame» y «Qué sabe nadie» con Raphael cogiendo la batuta del director para dirigir la orquesta en los momentos finales del tema.

 

En la pantalla se proyectan imágenes de la juventud de Raphael mientras suena una base de música electrónica y la orquesta comienza con los primeros compases del clásico «Yo soy aquel», con el consiguiente alboroto entre el público. Un alboroto que, tras una gran ovación, volvió a subir con más intensidad con «Escándalo». El juego de luces y el nuevo ritmo electrónico de la canción convirtieron el Coliseum en una auténtica discoteca con todo el público coreando su famosa canción. Para el final dejó el clásico de Manuel Alejandro popularizado por Rocío Jurado, «Como yo te amo», con todo el público en pie ovacionando el espectacular concierto. Raphael se despidió interpretando a capela unos versos de «A mi manera» para recibir una nueva ovación junto a los miembros y el director de la orquesta Gaos.

 

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