Texto y foto: Elena García Núñez
La explanada del Recinto Feiral de Pontevedra vivió este miércoles 23 de agosto una de las citas más especiales para todo fanático del indie patrio. Tan sólo unos días atrás, la productora Esmerarte anunciaba casi por sorpresa una noche musical única, que reuniría a dos amigos y referentes de la escena independiente española: Iván Ferreiro y Leiva. Desde entonces, la expectación fue máxima. Las entradas se agotaron en tiempo récord, y el ambiente de este miércoles en el escenario del Lérez fue inigualable.
La jornada comenzó a las 19.00 horas, con una sesión de DJ a cargo de Dinero. Ya conocidos en la zona y habituales en la sala Karma, hicieron bailar y animarse a todo el público que esperaba a los protagonistas de la noche con temas muy conocidos de rock y pop actual y de las últimas décadas. El ritmo de ambos jóvenes encandiló por completo a los asistentes, dejándolos pidiendo un bis cuando se les acabó el tiempo pese a llevar casi dos horas de set.
Ya a las 21.00, Iván Ferreiro y su banda salieron al escenario entre aplausos. Tras dar el pistoletazo de salida con sus ya reconocidas En el alambre y La humanidad y la tierra de su Trinchera Pop, saludó al público y anunció entre risas un concierto “que tocase la patata” a los asistentes para contrastar con el rock de Leiva que lo seguiría.
El gallego y su banda, formada por su hermano Amaro (guitarra y coros), Pablo Novoa (piano), Emilio Saiz (guitarra), Ricky Falkner (bajo), Xavi Molero (batería) y Sergio Martínez Puga (guitarra), ofrecieron un concierto sencillo con escenografía sobria, conscientes de que no es necesario nada más. La voz y canciones de Ferreiro son suficientes para demostrar que puede dominar la intensidad de cada momento a la perfección.
Carta de presentación de Trinchera Pop y repaso a algunos de sus éxitos con Piratas y en solitario más reconocibles, el repertorio de la primera cita de la noche fue a gusto de todos. El grupo de los Ferreiro brindó a los más fieles algunos temas más recientes, al tiempo que consiguió meterse a todo el público en el bolsillo con himnos como M o El equilibrio es imposible, pese a que las primeras filas estaban principalmente copadas por fans que esperaban el turno del madrileño.
La recta final del concierto llegó con uno de los momentos más mágicos de la noche, cuando Iván invitó al escenario a Leiva para cantar juntos El pensamiento circular. Momento en el que demostraron la enorme química y complicidad que existe entre ambos, y que recordó a escenas que se vivieron unos años atrás en el Náutico con la famosa gira de duelos “Leiva Vs Ferreiro”.
El madrileño se despidió, por un momento, mientras Ferreiro bajó la intensidad por un momento para poner fin a su concierto. Los más adeptos pudieron cantar Miss Saigón, El viaje de Chihiro o Cómo conocí a vuestra madre, y el final por todo lo alto lo firmó todo el público coreando a la vez las míticas Años 80 y Turnedo (introducida, como siempre, por Diecinueve de Maga).
El colofón llegó con la apoteósica En las trincheras de la cultura pop, que ya es una seña de identidad de la nueva era Ferreiro, con el público llevando en volandas a la banda en su despedida. El de Iván fue un concierto sobrio pero lleno de magia y guiños a su tierra natal, todavía mejorado por una banda entregada y perfecta en la técnica, en la que destacó un Amaro Ferreiro muy animado.
El escenario se vació durante aproximadamente 40 minutos de espera impaciente para un público que durante toda la jornada reclamaba a Leiva. El propio madrileño llegó a hacerse de rogar, colocando un contador decreciente en la pantalla cuando faltaban diez minutos para su salida.
A las 23.30 llegó el momento más deseado de la noche, comenzando el concierto con unos visuales de puesta de sol en las pantallas que protagonizaban la escenografía, acompañados por unas declaraciones en francés de fondo, creando todo ello una escena de película.
El público recibió los primeros temas demostrando la expectación que se había acumulado desde el primer momento en que fue anunciado este único concierto. Todos corearon Sincericidio, Guerra Mundial, Lobos o La lluvia en los zapatos, hasta el punto en que la banda dejaba “que les cantasen la canción”, como diría el primer protagonista de esta noche.
Y es que pese a tratarse del “Cuando te muerdes el labio tour”, en el bolo de Pontevedra tuvieron mucho más protagonismo álbumes previos de Leiva, como Monstruos y especialmente Nuclear, publicado en 2019 y cuya gira se vio truncada debido a la pandemia.
Fue un concierto emocionante para los asistentes, que coreaban sin excepción todos los versos y estribillos que les ofrecía una banda entregadísima. El de Leiva era un grupo numeroso, formado por su hermano Juancho a la guitarra y coros, que se hizo notar tanto por su innegable presencia escénica como por sus vistosos solos; César Pop al piano; Tuli al saxofón; Gato Charro a la trompeta; José Bruno a la batería; Luis Miguel Romero a la percusión y una fantástica Esmeralda Escalante a los coros y segundas voces, que brilló durante todo el evento.
La Patti Smith de la ‘Leiband’, como así la calificó el propio madrileño, cobró un protagonismo especial durante los numerosos duetos de la discografía del cantante, de los que Pontevedra pudo escuchar Premio de consolación, Histéricos y Godzilla, completada por un Juancho también brillante en los versos originalmente cantados por Enrique Bunbury.
Además de para el público, Leiva hizo ver que también se trataba de una noche especial para él mismo. Tras recordar una de sus últimas veces en la ciudad del Lérez, acompañado por Rubén Pozo y el equipo de Pereza alrededor del año 2000 en la extinta Sala Camawey, “repartiendo folletos en la puerta para que alguien viniese a vernos” en sus propias palabras, agradeció a todos los asistentes por el esfuerzo que supone comprar una entrada y valorar la música en directo.
Y llegó otro de los momentos que llenaron de un punto especial de magia la noche: el segundo instante de complicidad entre Leiva e Iván Ferreiro, que se le unió en el escenario esta vez para cantar Breaking Bad. Una escena única, que de nuevo demostró el fuerte vínculo entre ambos, y también contribuyó a que el propio Leiva estuviese incluso más cómodo durante el resto del concierto, que llegó a ofrecer bailes al ritmo del rock and roll de su banda.
En la recta final del concierto, el madrileño brindó al público la oportunidad de crear otro momento mágico, con dos condiciones: el máximo silencio posible y evitar el uso de móviles y cámaras. Así, presentó una versión en acústico única de Vis a vis, uno de sus temas más emocionales, dejando un recuerdo para la posteridad en la memoria de todos los presentes.
Las últimas canciones pusieron a todo el público a bailar y cantar, con las emociones a flor de piel. Las míticas de Pereza Estrella polar y Como lo tienes tú, en la que el propio Leiva reconoció entre risas haberse olvidado de una parte de la letra, fueron las elegidas por la Leiband para poner (casi) fin al concierto, completándolas con un último repaso a Nuclear a cargo de No te preocupes por mí y Como si fueras a morir mañana.
Todo el Lérez escuchó los dos temas finales: la recién recuperada Princesas, tras años en la recámara y sin formar parte de los directos del madrileño, junto con la mágica Lady Madrid, en la que César Pop se unió a la guitarra y toda la banda coreó al unísono antes de despedirse de un Recinto Feiral que lo dio todo hasta más allá de la 1 de la mañana.