Bob Dylan concierto Santiago

El genio de Minnesota y leyenda viva de la historia de la música, Bob Dylan, regresaba el pasado lunes a Galicia por quinta vez y, posiblemente última, con un concierto en el Multiusos Fontes do Sar de Santiago de Compostela. Ante un lleno absoluto se presentó Dylan con sus 77 años junto a su banda compuesta por el guitarrista Charlie Sexton, Donnie Herron al steel guitar, mandolina y violín, el bajista Tony Garnier y a la batería George Recili, dispuesto a ofrecer una magistral clase de rock, folk, blues y demás músicas de raíces netamente americanas, con su «Neverending Tour», con el que lleva girando por todo el mundo desde el año 88. Pero en esta ocasión la gira incluía más clásicos de su discografía que de costumbre, eso sí, transformados como en él es habitual hasta parecer casi irreconocibles. Y es que, lo que muchos de sus fans critican, para otros es una gran virtud esa habilidad de Dylan de deconstruir sus temas más conocidos ofreciendo cada noche una versión siempre distinta a la original.

 

Con exquisita puntualidad, a las 21:00h en punto y cuando todavía se encontraba parte del público entrando en el recinto, hacían aparición los cuatro miembros de la banda junto a la figura de Bob Dylan con levita gris, que se situó de pie al piano ante una gran ovación para iniciar el concierto con «Things Have Changed». A continuación se sentó ante el piano, lugar en el que estuvo todo el concierto ya sin su icónica imagen tocando la guitarra, para interpretar «It Ain’t Me, Babe» y «Highway 61 Revisited», todo un trío de ases ganador para el inicio del concierto. Un sobrio escenario con un telón negro y unas pocas luces adornaban el espacio en el que no hacía falta muchos efectos y luces, la voz de Dylan quebrada por los años y su gran acompañamiento musical bastaban por si solos para hipnotizar a todo el público ante una auténtica leyenda.

Rescató el tema «When I Paint My Masterpiece», compuesto por él para el grupo The Band y recordó su resurgimiento musical hacia finales de los 90 y principios del siglo XXI con discos como «Time of mind», «Love and thief» y «Modern Times», con temas como «Honest With Me» (con una gran base rockera), «Tryin’ to Get to Heaven» o «Make you feel my love». Entre ellos una hermosa «Scarlet`s Town» de su disco «Tempest», que creó el momento más emotivo de la noche con Dylan, por primera y única vez alejado de su piano, y cantando el tema con el pie de micro en mano en plan ‘crooner’.

Tras continuar con «Pay in blood», llegó la carismática «Like a Rolling Stone» ovacionada por el público en cuanto reconoció la letra. En este concierto Bob Dylan no se mostró tan huraño con el público como de costumbre, aunque no se dirigió en palabras, si que tuvo gestos de complicidad acercándose al centro del escenario agradeciendo los aplausos del respetable. Continuó con temas de su discografía reciente como «Early Roman Kings» de su álbum del 2012 «Tempest», para regresar con otro de sus clásicos, en esta ocasión «Don’t Think Twice, It’s All Right», aplaudido a rabiar por la multitud. Una impresionante y envolvente versión de «Love sick» dio paso a la parte final del concierto con «Thunder on the Mountain», «Soon After Midnight» y el tema del año 79 «Gotta Serve Somebody» con el que se despidió del público.

A los pocos minutos regresaron para interpretar su mayor clásico, «Blowin’ in the wind», prácticamente irreconocible pero rápidamente arrancó los aplausos del público al comenzar la letra. El punto final llegó con «It Takes a Lot to Laugh, It Takes a Train to Cry», de su indispensable disco «Highway 61 Revisited», con Dylan y su excelente banda reverenciados hacia la multitud que no paraba de ovacionarlos.

Aunque en nuestra mente siempre sonarán las versiones originales de «Like a Rolling Stone» o «Blowin´in the wind», hoy salimos del concierto con la sensación de estar ante un genio de la música, cuyas composiciones cobran vida propia mutándose maravillosamente bien en temas que parecen nuevos. Toda una lección de un maestro de 77 años del ahora denominado género «Americana».

Por orden expresa del artista estaba prohibida la realización de fotografías (prensa incluida) por lo cual esta crónica no incluye la habitual galería fotográfica.