igor paskual conciertos en galicia

Con motivo de sus conciertos esta semana por Galicia presentando su recomendable último álbum «Tierra firme», el artista Igor Paskual nos concedió esta entrevista.

Muy buenas Igor, vienes a presentar tu nuevo disco “Tierra Firme”, el cual está recibiendo unas magníficas críticas, ¿sorprendido y satisfecho con la gran aceptación de tu disco?

Estoy muy contento por la crítica y, sobre todo, porque la gente que me sigue está entendiendo tan bien un disco que es muy heterogéneo. Pero, de todos modos, siempre hay que ser prudente con las críticas, las positivas y las negativas. A menudo son fruto del contexto en el que están escritas y el crítico, a diferencia del historiador, se ve obligado a trabajar con urgencia y sin la distancia que procura el paso del tiempo.

-¿Qué se encontrará el público en tus conciertos en Ferrol y Pontevedra?

Se va a encontrar una banda enorme, versátil y entregada ofreciendo lo mejor de sí misma. Nadie que venga sentirá que ha perdido el tiempo o el dinero. Trato de recuperar los viejos ritos y renovar la antigua liturgia del rock. El rock me salvó la vida y me gustaría, si no salvar otras vidas, al menos, alegrarlas.

-«Tierra firme» es un disco bastante ecléctico musicalmente, desde el rockabilly de “Napalm”, al glam-rock de “Opulencia”, pasando por la inmediatez punk de “Nuevo cine español”, ¿está representado en el disco tu amplio abanico musical?

Uno de los grandes atractivos de la música es que es inagotable. El ser humano ha creado un sin fin de estilos y a medida que uno crece y va educando su paladar, descubre sabores distintos que merece la pena probar. En «Tierra Firme» hay bastante variedad estilística, pero está hecha siempre desde la óptica del rock. Escucho muchas cosas, pero sólo grabo las canciones que creo que he podido darles un aire personal. Espero que con el paso del tiempo, en cada disco vaya ampliando más esa paleta de estilos.

-¿Te planteas dedicarte exclusivamente a tu carrera en solitario?

No, estoy muy muy a gusto dentro de la banda del Loco y escribir canciones con él todavía supone un reto muy atractivo. Hemos terminado un disco nuevo con el que estamos realmente ilusionados y no me gustaría nada perderme esa gira, la verdad. Es cierto que llevo una carrera muy atípica y algo agotadora, pero la vida es demasiado corta como para desaprovechar las oportunidades que me ha dado.

-En varias entrevistas criticas al mundo del rock actual, de hecho apenas se diferencia del pop, creo que actualmente el rock perdió esa esencia de “peligro” que tenía en otros tiempos ¿qué necesita el rock actual para volver a recuperar su actitud y provocación?

El rock juega en una frontera muy sutil entre estar dentro del sistema y fuera a la vez. Es un género que está a gusto en el capitalismo, pero le cuesta reconocerlo. Casi todos los rockeros tenemos alma de bufón con ocasionales delirios de salva patrias, aunque no todos llegamos al nivel de Bono. El problema para el rock sea peligroso no depende sólo del rock en sí, si no también del contexto. Por ejemplo, hoy en día, el sexo ya no es una reivindicación de la libertad personal sino que es una herramienta del capitalismo para vender lo que sea. Además, el enemigo aunque está presente, no tiene rostro y así es muy difícil hacer oposición, aunque sea simbólica. Sin ir más lejos, los titiriteros detenidos, ya habían presentado esta misma obra en otros lugares sin ser detenidos. El peligro y el delito dependen del contexto. De todas formas, ese pop español que se vende como rock, no es que no sea peligroso, sino que parece hecho en la fiesta de disfraces de un seminario.

-¿Sigues teniendo esa “tirria” por los cantantes tristes del indie?

No reniego de la tristeza o de la expresión de la tristeza que son cosas distintas, sino que detesto el abuso que se hace del sufrimiento en el arte. En una sociedad opulenta como ésta, es una falta de respeto a la gente que sufre de verdad. Teniendo en cuenta que el 80% de la población mundial no tiene agua potable, resulta una ofensa que se glorifique tanto la tristeza. Además, se emplea muchas veces como herramienta para lograr el prestigio artístico, ya que la risa, el baile o la comedia no tiene apenas consideración entre ciertos críticos. Y tampoco hay que confundir la tristeza con ser un coñazo. Julio Sosa, por ejemplo, el varón del tango, no canta cosas muy alegres, pero, al menos lo hace con pasión y energía, siempre con gran vitalismo.

-Tus conciertos en Galicia coinciden con los de un paisano tuyo, Nacho Vegas ¿qué opinas de su música y del giro hacia la política que ha tomado últimamente?

A Nacho lo respeto muchísimo. Ha sido muy valiente al inciar una carrera como la suya, algo que hizo mucho antes de que le salieran toda esa récua de imitadores tan malos que a su lado, le hacen parecer Leonard Cohen. Respeto su enorme coherencia y el hecho de tener un lenguaje tan personal. Dicho esto, excepto dos o tres canciones, su música me resulta muy plomiza, cosa extraña porque a Nacho le gusta mucho el glam, T REX, Bowie y es un tipo con un gran sentido del humor. En cuanto a la política, Nacho y también su hermano, que nos conocemos desde la facultad, siempre han estado muy politizados, en la trinchera, así que veo un cambio más formal que otra cosa, de hacerlo más evidente. Supongo que Nacho es consciente de que vivimos un momento tan excepcional como peligroso y siente que tiene el poder y la influencia suficiente y, por tanto, una gran responsabilidad y ha decidido ponerse en primera línea de fuego.

-Hace poco publicaste tu nuevo libro “Rugidos de gato”, unas selección de tus artículos de columna en medios de comunicación. Alguno de tus artículos generó polémica como el dedicado a Antonio Vega y Enrique Urquijo, ¿buscas en cierto modo un punto de provocación cuando escribes tus artículos?

Aunque parezca lo contrario, mi intención no es provocar. Lo único que pretendo es salir de los lugares comunes que tanto daño nos hacen. Y las veneradas figuras de Antonio Vega y Enrique Urquijo necesitan una revisión urgente, por ejemplo. Hablo de sus figuras, no de su música, aunque no sea oro todo lo que reluce. Por otra parte, hablo bien de mucha gente. Mis críticas van en los dos sentidos, no sólo me dedico a intentar desmontar mitos sino también a procurar crear otros.

-En tu anterior trabajo literario, “El arte de mentir”, confiesas tus experiencias juveniles en tus tiempo de Babylon Chat, algunas de ellas excesivas y provocadoras ¿cómo sería en la actualidad un segundo volúmen?¿Maduró mucho el Igor actual o sigue teniendo ese punto salvaje?

Con tres hijos uno madura quiera o no quiera. Eso sí, si llevas un animal dentro, sólo te queda el remedio de domarlo, es casi imposible acabar con él. Te obligan las circunstancias familiares, el físico o el mero instinto de supervivencia. También es cierto que la noche, llega un momento, en que te pide mucho y te da muy poco. Pero si escribiera otro volumen de «El arte de mentir», podría ser tan escandaloso como el primero, aunque tal vez por otros motivos. Esto de la droga y el sexo está ya muy visto.

-¿Qué recuerdos guardas de tu etapa con Babylon Chat?

Creo que fuimos un grupo increíble, con unas canciones muy buenas y que jugamos a la contra en todos los aspectos. Dicho esto, salvo los conciertos y los momentos de escribir canciones, no fue una época que disfrutase mucho. También hubo placeres carnales nada desdeñables, pero fue una época de aprendizaje vital y musical con las dudas y errores propias del crecimiento y los obstáculos fueron muchos. Trabajamos como bestias sin gran resultado en el momento y Babylon Chàt consumió mucho de mí. Pero estoy muy muy orgulloso de esa banda.

-Tu salida del grupo no fue muy amistosa, ¿tienes ahora algún tipo de relación con ex-compañeros como Héctor Tuya?

Fue una salida espantosa, no se la deseo a nadie. Fuimos excesivos hasta para eso y es que pocas bandas han vivido una ruptura tan dura. Pero si ocurrió eso, también fue por el amor que nos teníamos y por todos los sacrificios que habíamos hecho por la banda. Es decir, era casi imposible terminar de otra forma. Pero, con todo eso, al cabo de los años, gracias a la amistad que nos teníamos, pudimos hablar e ir arreglando las cosas. En estos momentos, con todos ellos tengo muy buena relación, afortunadamente. También con Enrique Patricio, que era nuestro mánager.

-¿Sueles acudir de público a conciertos o con tu gira en solitario y con El Loco ya estás saturado de directos?

Aunque ir a conciertos es uno de mis mayores placeres, acudo mucho menos de lo que me gustaría porque casi siempre estoy tocando. Los hijos también condicionan, aunque la culpa es de los horarios españoles. Se sale de trabajar muy tarde y eso implica que los conciertos comiencen a las tantas incluso entre semana. Pero de los conciertos no me saturo nunca, ni de músico ni de espectador. Como mucho me saturo de los viajes, y tampoco demasiado.

-En el año 2002 entraste en la banda de Loquillo como guitarrista y compositor, ¿qué supuso para ti entrar en la banda del Loco?

Fue un sueño cumplido, un milagro en mi vida. Tuve que crecer a toda velocidad como persona y también como escritor de canciones. Es un cambio muy grande, algo así te cambia la vida, sobre todo si eres tan fanático del rock como yo. En aquel momento, con la edad que tenía y dentro de esa banda, pude haber salido malherido o con más cicatrices, pero superé bastante bien el embite, creo que el hecho de seguir viviendo en el Norte fue de gran ayuda, me hizo pisar tierra firme.

-Recientemente estuvisteis grabando el nuevo disco de Loquillo, ¿qué nos puedes contar acerca del disco?

Lo produce Josu García en vez de Jaime Stinus y eso ya es un cambio enorme. Suena muy orgánico, esta grabado con la banda tocando al mismo tiempo y lo mejor son las canciones. Trabajamos con un buen número de ellas y pusimos el listón muy alto para que no hubiese ni un sólo bache. Ahora que lo pienso, también es un disco que recorre muchos estilos, quizá con un tratamiento más clásico que el mío. Y hay cosas que van a ser toda una sorpresa.

-Últimamente entró a formar parte de la banda Mario Cobo a la guitarra, ¿que aportó su entrada al grupo?

En el terreno personal, Mario aportó una cordura que necesitábamos como el comer. Es un tipo muy cabal, muy trabajador que ha sudado lo suyo y nadie le ha regalado nada. Es otro fanático de la música y puedes estar horas hablando con él de grupos y eso es una pasada. También domina su instrumento y para mí como guitarrista es una suerte. En lo músical nos abre mucho la paleta de sonidos, ya que toca pedal steel, guitarra barítono, acústica..Y ha sabido amoldarse al sonido de una banda de rock amplio, cuando él viene de tocar géneros puros como el rockabilly, el western swing o el hillbilly. Creo que hemos perdido cierta sofisticación y somos algo más sucios.

-Hace poco perdimos a un gran icono de la música, David Bowie ¿qué significó para ti Bowie?

Bowie fue todo para mí. Uno de los pocos ídolos de juventud con los que he podido madurar sin que se agotara. Me enseñó a mirar la música de otra forma y a exigirme más. Le debo demasiado. Le quiero tanto, que todavía la gente me da el pésame como si fuera alguien de mi familia.

-¿Algún grupo nuevo que te haya sorprendido gratamente?

Sí, están las Hinds que tienen mucha gracia. Unos tipos de Huesca que se llaman Amòrica, Cabezafuego me gusta muchísimo. Bala, por supuesto, que me recuerdan a Niña Coyote eta Chico Tornado. Y sin que sea muy fan, me resulta muy curioso lo que hace Emilio José, tiene un punto que me intriga. Y Ciclonautas, sin que sean mi tipo de rock, lo hacen muy bien.

-¿Qué discos consideras indispensables en tu vida?

Discos imprescindibles…Ay! «Chicos pálidos para la máquina» de Ilegales. «Station to Station» de Bowie. «Stray Cats» por Stray Cats. «Appetite for Destruction» de Guns N’ Roses. «Tilt» de Scott Walker. Pero es la pregunta más difícil de responder que hay.

Muchas gracias por tu tiempo y nos vemos en tus conciertos en Ferrol y Pontevedra.